MIÉRCOLES 29 DE ABRIL DE 2009
Roberto "Tito" Cossa:La Nona
Esa metáfora siniestra de la viejita insaciable– mientras esperaba el turno en lista de espera para abordar, como tantos otros, un barco de carga de ELMA con sus bártulos y sus libros rumbo al exilio.
Personajes:
La Nona: Es la matriarca de esta familia, controla a todos los integrantes de esta debido a su carácter y sus continuas necesidades de alimento, las que mantienen a la familia entera siempre en alerta y con una continua, y cada vez peor, crisis económica. Es un personaje de carácter fuerte, con un apetito insaciable. Como personaje principal de esta obra, crea, en los espectadores, distintas emociones como la risa gracias a su relación con su nieto, el chicho, que a toda costa trataba de “eliminarla”.. Y todo debido a que esta señora de edad avanzada siempre sale con las suyas.
Chicho: Hijo de doña María y, por tanto, nieto de la Nona con quien, desde un principio, tiene una relación de amor incondicional. Este es un holgazán disfrazado de artista y que gracias a su “nonita” y al desempleo de Carmelo, se ve forzado a trabajar para llevar dinero a su familia.
Don Francesco: Es el que atiende el kiosco. Cuando Chicho le ofrece la mano de la Nona el acepta, creyendo que de la mujer que se esta hablando es Marta, cuando se da cuenta de que se iba a casar con la vieja, tuvieron que ofrecerle una falsa herencia y decirle que a esta tan solo le quedaba 1 mes de vida.
Síntesis:
La historia parte cuando están todos comiendo en la mesa, y Carmelo empieza a revisar su libro de contabilidad de la casa, es ahí cuando se les informa, al resto de los integrantes de la familia, su deudosa y preocupante situación económica.
Carmelo advierte a Chicho que tendrá que ponerse a trabajar para ingresar algo de dinero a la familia.
Chicho conversa con Carmelo y lo convence de llevar a la Nona al médico, para ver cuanto tiempo más le queda de vida.
María y Carmelo la llevan al médico, quien les dice que esta tiene una perfecta salud y que va a vivir por muchos años más.
Por esto, Carmelo insiste a Chicho con su idea de trabajo, pero a este no le parece buena, puesto que nunca ha trabajado y es muy flojo.
Chicho tiene otra idea, casar a la Nona con Francesco, así tendrían otro ingreso económico y no tendrían que preocuparse por la Nona.
Chicho le propone a Francesco su idea del matrimonio, claro que este pensó que se casaría con Martita (él estaba enamorado de ella), cuando Chicho le dijo que era con la Nona el casamiento, este se rehusó, hasta que Chicho le invento una falsa herencia y le agregó que a la Nona no le quedaba más que 1 mes de vida.
Martita trabajaba de prostituta, pero mentía a sus padres diciendo que era farmacéutica y que tenía turnos de noche.
Con estas condiciones Francesco aceptó, claro que la única que no se alegraba por la noticia era Alyuna, ya que, cuando joven, esta le hubiera amado…y hasta ahora sus sentimientos no habían cambiado.
Después de casados, la Nona ya no sólo le hacia la vida imposible a su familia, si no que ahora también a Francesco, a quien lo tenía en la ruina debido a que se había comido todo lo que tenía en el kiosco.
Francesco queda inválido y envejece muy rápido, y a Chicho se le ocurre darle un vasito y mandarlo a la calle a pedir limosna.
A todo esto, Carmelo había perdido su puesto y estaba cesante, la situación económica empeoraba cada vez más y ya había empezado a hipotecar y vender muchas de cosas de la casa.
Por esto se empieza a convertir en alcohólico.
Don Francesco era, finalmente, el que más dinero recaudaba en 1 día.
Todos en la casa hacían un doble esfuerzo por conseguir más dinero, incluyendo a Anyula quien cada vez cobraba más por sus clases de piano y cada vez tenía más alumnos en 1 día para llevar dinero para comer, y lo que era peor, para darle comida a la Nona.
Uno de esos días don Francesco no esta en el lugar donde lo habían dejado, nunca más volvió a saberse de él y perdieron esa fuente de ingresos.
Carmelo seguía con sus problemas de adicción y debía seguir vendiendo cosas de la casa, tales como un mueble, el refrigerador y hasta la cama.
Un día todos salen de la casa y dejan un brasero prendido en la pieza de la Nona, donde ella estaba durmiendo.
Al cerrar la puerta, la Nona se levanta, deja el brasero en el comedor, y se empieza a preparar unos huevos.
Chicho, desesperado, no se le ocurre mejor idea que poner veneno en el vaso de la Nona, para que esta muriera de una vez.
El vaso lo toma Anyula, quien muere por intoxicación.
Al tiempo después muere Marta, quien al haberle contado a su familia su trabajo real, estos le conseguían clientes, todo para ayudar económicamente, por esto ella queda exhausta y muere.
También muere Carmelo, debido a un exceso de alcohol en la sangre lo que le causo un paro cardíaco.
María cobra el seguro y se lo da a Chicho para que le de comida a la Nona, y esta parte hacia Argentina a vivir con su hermana.
Chicho, sólo con la Nona, llega a tal punto de desesperación, debido a que todos se habían muerto o ido, ya no quedaba ningún mueble en la casa y tenía que convivir y hacerse cargo de la Nona, que agarra una pistola.
Apunta con esta a la Nona, pero luego se arrepiente y se apunta a sí mismo, apretando el gatillo y suicidándose.
Así solo queda viva la persona que le hizo la vida imposible a todos sus cercanos, la Nona.
Análisis a la obra
Escenografía:
La escenografía consta de 2 ambientes; El primero, y mas importante, es la casa de la cual podemos ver el comedor, la cocina y el dormitorio de Chicho, también se puede ver la ropa tendida. Es un ambiente humilde, sin lujos.
El otro ambiente es el kiosco de don Francesco, en el cual los personajes intercambian algunos diálogos pero, aun así, no tiene mayor relevancia en la obra.
La iluminación varia con el cambio de ánimo.
Vestuario:
Cada vestuario resalta la personalidad del personaje: Chicho es flojo, desaliñado, etc y lo vestían con ropas desordenadas y que se notara que no salía mucho de la casa.
A Martita se le resalto mucho el vestuario debido a que su profesión lo ameritaba, y aún más si es que nunca dijeron la profesión, eso quedaba a la imaginación de cada espectador.
Gente de teatro: Roberto "Tito" Cossa
Porteño, hijo y nieto de inmigrantes italianos.Su mamá había aprendido guitarra y fue profesora, pero recién retomó el piano cuando enviudó y los hijos estuvieron grandes. Creció bajo la sombra de dos tíos paternos: el menor, René Cossa, llegó a ser durante el primer gobierno peronista Director de Radio y Difusión: “Dirigía los desfiles de actores y esas cosas de los actos peronistas...”, recuerda. El otro tío, Miguel Cossa, era también actor y también pertenecía al teatro comercial, pero era un cómico: tuvo su cuarto de hora cuando hacía un personaje de un funebrero al que Juan Carlos Pinocho Mareco le preguntaba por alguien y él invariablemente respondía: Azul quedó. Los tíos René y Miguel fueròn aquello a lo que se opuso estética, política e ideológicamente.“Es natural que los jóvenes se rebelen contra los mayores. Al teatro político épico, al teatro de la resistencia de los Cuzzani, Kizarraga o Dragún, nosotros respondíamos con el Naturalismo. Poníamos a dos personajes en escena diciendo: Hola cómo te va y pensábamos que era la revolución total. ¡Por matar a los padres escribímos como los abuelos!”
En ese ambiente de familia tana, Cossa hizo la primaria en una escuela pública de Villa del Parque y la secundaria en el colegio Sarmiento. En realidad sólo hasta cuarto año: “Me echaron por una broma. Teníamos que escribir una composición porque el 17 de octubre era el aniversario de la muerte de Chopin. Y yo hice, a propósito del 17 de octubre, todo un juego entre Chopin y el peronismo. La profesora de música le pasó mi composición al director, y le director llamó a mi padre y le dijo que no tenía más remedio que echarme..."
Hizo un año de Medicina, luego la colimba y ante la muerte de su papá debió comenzar a trabajar... en periodismo (como Cicho el personaje de La nona)
entró a Clarín en 1956 y, en simultáneo, empezó a hacer teatro con un grupo de actores: “Podría haber sido actor –admite –, pero creo que funcionó en mí el miedo al escenario, los autores somos actores cobardes.”
¿Cómo llegó La nona?
La estrené en 1977. En realidad nació porque Alejandro Romay citó a cinco autores –Carlos Somigliana, Germán Rozenmacher, Ricardo Talesnik, Ricardo Halac y yo– para hacer en Canal 9 un libro de televisión para un ciclo unitario con el protagónico de Pepe Soriano, que ya tenía su personaje de Don Berto, un viejito italiano. A nosotros se nos ocurrió que fuera una mujer, la nona, en lugar de el nono... Y yo lo escribí. Tiene algunos tics de mi abuelo materno que vivía con nosotros: el cocoliche y eso que tienen los viejitos de comer a cada rato... Lo escribí en 1970, lo hizo finalmente Canal 13 dos años después, y yo recibí sólo algunos elogios. La cuestión vino con la obra teatral. La estrené en 1977 y todavía se sigue haciendo.
En todo América latina, España, Italia, Francia, Alemania... Hace poco la estrenaron en Turquía.
Cuando llegó el momento se dio cuenta que tenía una obra exitosa y un grupo de trabajo con los dramaturgos Carlos Somigliana y Carlos Gorostiza, y no tenía sentido irse del país. Después del
éxito de La nona –que cosechó también una molotov en la puerta del teatro y con ello más popularidad –, Cossa formó parte de Teatro Abierto, una reacción de los autores cansados, molestos por una especie de ninguneo en las salas oficiales, en la televisión estatal, en las escuelas de teatro donde. Veintiún autores, todos de golpe haciendo teatro a las seis de la tarde en plena dictadura, fue una movida equivalente a las
del rock y de las revistas Humor y Satiricón . Después de eso –derrota de Malvinas mediante– llegó la apertura democrática de 1983 y, con ella, su etapa de mayor actividad. Ya había escrito Gris de ausencia (1981) y Tute cabrero (1981). Después siguieron Ya nadie recuerda a Friedrich Chopin (1982) , sobre aquella historia del secundario. Y también El viento se los llevó (1983), De pies y manos (1984), Los compadritos (1985), y Yepeto (1987) otro gran éxito que hizo famoso a Darío Grandinetti y que todavía se hace en España... Pasaron los años y Tito Cossa sigue fiel a su línea, entre la esperanza y la denuncia: Pingüinos , estrenada en 2001, habla de los jóvenes de hoy –dice–, de esa necesidad de huir de la realidad que los expone a la violencia, al fracaso, a la marginación.
Publicado por Victor Murkies en 14:35 0 comentarios
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