El arte de escribir ensayos
Un ensayo se escribe para ser leído, pues el lector que se acerca a él, lo hace por la necesidad sicológica de la ilusión, de la esperanza y del descubrimiento que pueda tener.
Un buen ensayo es como una buena pintura, las frases al igual que los colores, se deben combinar de una forma agradable. La armonía resultante de esta mezcla es el gran secreto de los ensayistas; no basta que las ideas de un ensayo sean armoniosas, deben ser además, como los elementos de un cuadro, vivos y pintorescos, para que puedan mostrar las tesis confrontadas por los argumentos de una forma cautivante.
Un ensayo se escribe para ser leído, pues el lector que se acerca a él, lo hace por la necesidad sicológica de la ilusión, de la esperanza y del descubrimiento que pueda tener. De una forma sencilla lo penetra a profundidad, como un cuchillo cuando parte un trozo de mantequilla, lo hace para poderlo penetrar y apoderarse de él. De esta forma el autor desaparece, dejando sólo su huella. Esto fuera de ser una provocación, permite que el lector transforme y modifique con su mapa cognitivo el texto. A decir de Octavio Paz: “El texto es un lenguaje que al usarse se reproduce y se vuelve otro”.
Lo esencial de un buen ensayo, es no perder el sentido de las proporciones, no permitir el desenfreno de figuras o términos rebuscados, de ideas periféricas, de muchas metáforas. Lo anterior no va a permitir una buena reflexión en el lector y además se corre el riesgo de que el lector abandone el ensayo. De esta forma figuras retóricas como la paradoja, la antítesis, la hipérbole, bien manejadas, permitirán dar más relieve a las ideas, es como la combinación de luces y sombras que se hacen en una buena pintura.
Recordemos que el ensayo requiere de elementos psicológicos, como los relacionados con el campo de las emociones, que también consideramos fundamental para el acto de escribir y componer ensayos. Si el pintor o el escritor se encuentran mal emocionalmente, esto repercutirá en su producción intelectual, pues la palabra fuera de ser hija de los sueños, de los silencios, de la fantasía, del sentido y del sinsentido es fundamentalmente hija de las emociones.
A continuación, se plantean algunas sugerencias para la elaboración de ensayos:
1. Las partes mínimas que debe de tener un ensayo son:
Introducción: Es fundamental para poder cautivar o hechizar al lector. Esta se hace a partir de una opinión, una pregunta, una hipótesis o de un pensamiento metafórico.
Desarrollo: Es el proceso argumentativo de las ideas principales, secundarias y periféricas, las cuales acompañadas de citas, ejemplos, pruebas y registros lograrán sustentar la tesis principal del ensayo.
Conclusión: Si en el comienzo del ensayo, se presenta una tesis o una hipótesis, es preciso desarrollarla para comprobarla o desaprobarla a través de un proceso argumentativo
2. Los ensayos bien sean argumentativos, expositivos, poéticos o críticos, tienen una estructura global interna. De esta forma se hace necesaria su operativización, a través de un esquema o gráfico que nos sirva de orientación para su desarrollo. El manejo de estas estructuras, nos permitirá planear adecuadamente la ordenación y las relaciones jerárquicas de los contenidos . Con respecto a la estructura semántica de los contenidos, temas y subtemas a desarrollar dentro del cuerpo temático , se sugiere la utilización de mapas conceptuales, mapas categoriales, uves heurísticas, superestructuras, mapas holoárquicos, para jerarquizar las categorías o conceptos que permitan unas orientación pertinente al desarrollo temático de el ensayo.
Este plan de organización es fundamental para introducir una lógica en la composición del texto, que permita extraer los conceptos relevantes y poderlos hilvanar con las ideas secundarias; lo mismo que para poder establecer nuevas asociaciones cognitivas entre los conceptos.
3. Los ensayos argumentativos a diferencia de los expositivos deben de concentrarse en la defensa de una determinada tesis o hipótesis, con el propósito de convencer al lector. Lo anterior requiere un léxico preciso, uso de alusiones directas y preguntas que generen expectativas y reflexiones con respecto al objeto del ensayo. También las citas textuales deben acompañar los argumentos, sin que sean excesivas, que no produzcan en el lector efectos de incredulidad o inseguridad del autor del texto
4. El ensayo como reflexión humana, es un discurso intertextual, donde la voz del autor se expresa al unísono con la de otros autores. Para Roland Barthes “los textos no son más que tejidos de citas provenientes de las mil formas de la cultura”. De otra parte el ensayo como interpretación subjetiva en su tratamiento siempre refleja juicios de valor y críticos, sumergidos dentro de un espacio libertario, en el cual el poder de los argumentos tiene mucho peso. De esta forma la libertad en el ensayo debe de interpretarse como una capacidad cognitiva que tiene el hombre para romper con el orden simbólico de la normatividad, para proponer de esta forma nuevas formas o modelos de acción, de reflexión y pensamiento, que permitan nuevas búsquedas del conocimiento y de la cultura.
5. El ensayo, como interpretación personal, implica asumir una posición epistemológica en la que el hombre no descubre el conocimiento como lo creían los empiristas y los racionalistas, sino que el hombre a partir de sus estructuras cognitivas, construye el conocimiento. La imposibilidad actual de validar afirmaciones o postulados “absolutos”, origina que “la subjetividad”, tenga un nuevo sentido, pues hoy en día los nuevos argumentos filosóficos, psicológicos y lógicos, conducen a la imposibilidad de probar o confirmar todo en forma dogmática. De esta forma el conocimiento como construcción humana, siempre tendrá rasgos subjetivos.
6. Con relación al estilo, debe de ser de carácter lúdico, agradable, ameno, ágil, atractivo, libertario y, en la medida de lo posible, con una alta dosis del sentido humor. De esta forma el ensayo atrapa, hechiza y saca a la “ciencia dogmática” de su rigurosidad y formalismo.
Aprende a leer y a comprender lo que lees
El hombre que no ha tenido el hábito de leer está aprisionado en su mundo inmediato en cuanto a tiempo y espacio.
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