lunes, 2 de agosto de 2010

Fernando Savater

ernando Savater Martín es filósofo y escritor nacido en San Sebastián, -País Vasco- en 1947. Desde temprana edad manifiesta inquietud por las letras y la filosofía revolucionando el panorama de la filosofía en Europa cuando se publican en 1972 dos ensayos: Nihilismo y acción y La filosofía tachada. Claras influencias de Friedrich Wilhelm Nietzsche y de Émile Michel Cioran le permiten replantear las metodologías de la reflexión en ámbitos como su actividad periodística, teórica, pedagógica y literaria. Savater cultiva diversas pasiones que compagina con el ejercicio de sus compromisos intelectuales y su evolución como pensador. Exiliado por voluntad propia en Francia durante los últimos años del régimen franquista, su línea de pensamiento se ha catalogado en un antiautoritarismo radical. Próximo a tesis anarquistas, alterna su preocupación crítica y estética con la implicación política y social que no siempre ha favorecido su imagen de pensador independiente.Cinéfilo y mitómano ilustrado reivindicaba el placer como alternativa emancipatoria frente a una modernidad asfixiada por la razón. Sus inquietudes éticas culminan con la Teoría Liberadora, crítica a la cultura y a la política sin dejar por ello de aportar luz y claridad a algunos asuntos como la polémica con el filósofo y amigo Antonio Escohotado a propósito de los conflictos de la autodeterminación del pueblo Vasco. En 1973 aparece Apología del sofista, título al que siguen Apóstatas razonables (1976), Conocer Nietzsche y su obra (1977), Panfleto contra el Todo (1978), Humanismo penitente (1980) y la obra con la que recibe el Premio Nacional de Literatura de 1981, La tarea del héroe. Este ensayo refleja el acusado interés de Savater por liberar la ética de los vínculos de la moral y establecerla como un evento abierto, con autonomía propia. Autor de novelas como Caronte aguarda (1981), Diario de Job (1983) y en homenaje a Robert Louis Stevenson, El dialecto de la vida (1985); publica textos dramáticos como Último desembarco (1987), Catón. Un republicano contra César (1989), así como ensayos de divulgación como Invitación a la ética (1982), El contenido de la felicidad (1986), Ética para Amador (1991). Savater es profesor en la facultad de filosofía de las Universidades de Madrid y Euskadi, tarea que compagina con su tarea como conferenciante, articulista asiduo en el diario El País y director de la revista Claves, foco de debates intelectuales y filosóficos.

Savater es además un autor prolífico, que se autodefine como un "filósofo de compañía", al estilo de los philosophes franceses, no como un Filósofo académico y con mayúscula.

Influido por Nietzsche, Cioran y Spinoza, entre otros. En los setenta se le consideró durante mucho tiempo discípulo de Agustín García Calvo, pero a partir de 1981 sus caminos se separan ostensiblemente. La filosofía de Savater es ilustrada y vitalista; su estilo, polémico e iconoclasta; sus opiniones a menudo navegan contra corriente.

Siguiendo a Spinoza, propugna una ética del querer en contraposición a una ética del deber. Los seres humanos buscan de manera natural su propia felicidad y la Ética ayuda a clarificar esta voluntad y mostrar las formas de su realización. Por tanto la Ética no debe juzgar las acciones por criterios abstractos y ajenos a la felicidad propia.

Su filosofía política ha evolucionado desde el pensamiento negativo libertario, antiprogresista, que mantuvo en los setenta al individualismo democrático, socialdemócrata, liberal y universalista de su etapa posterior. El punto de inflexión del Savater joven al maduro puede situarse en La tarea del héroe (1981), donde escribe: "He sido un revolucionario sin ira; espero ser un conservador sin vileza". También ha reflexionado a menudo sobre el papel de las religiones en las sociedades democráticas actuales, propugnando un modelo de sociedad laica en su sentido más amplio, que ayude a afrontar no solo los planteamientos teocráticos, «sino también los sectarismos identitarios de etnicismos, nacionalismos y cualquier otro que pretenda someter los derechos de la ciudadanía abstracta e igualitaria a un determinismo segregacionista».

Desde coordenadas primero libertarias y luego liberales, se ha opuesto siempre al nacionalismo en general: «El nacionalismo en general es imbecilizador, aunque los hay leves y graves, los del forofo del alirón y el que se pone el cuchillo en la boca para matar. Hay gente sin conocimientos históricos, el nacionalismo atonta y algunos son virulentos. Afortunadamente en Cataluña la situación es diferente a la del País Vasco, aunque esa minoría es una alarma que nos dice que algo hay que hacer. El nacionalismo es una inflamación de la nación igual que la apendicitis es una inflamación del apéndice.»

En el terreno de los hechos, se opone a aquellos partidos que hacen de la exaltación patriótica su seña principal de identidad. Su evolución ideológica queda evidenciada por la polémica que ha mantenido con el también filósofo vasco Javier Sádaba, con quien escribió en los ochenta el libro titulado Euskadi: pensar el conflicto (Edic Libertarias, 1987) a la vez que apoyaba con su firma la legalización de Herri Batasuna hasta las posturas, por el mismo definidas como antinacionalistas, llegando a convertirse en uno de los referentes de un sector de los ciudadanos de País Vasco opuestos al nacionalismo vasco, movimiento al que Savater considera excluyente, decimonónico y complaciente con el terrorismo etarra. Se define como beligerante contra el nacionalismo vasco y ni siquiera vasquista, al que califica de "amable tontería", aunque sin renunciar a su condición de vasco. [2]En la actualidad es un activo colaborador de la asociación Ciudadanos de Cataluña.

Savater, que se confiesa defensor de la Constitución Española, del estatuto de Guernica y de la unidad del Estado (no como dogmas indiscutibles sino como opciones mejores que las que proponen sus adversarios), ha expresado en numerosas ocasiones su oposición a todo tipo de nacionalismos, y su deseo de superarlos en beneficio de un ideal de humanidad universal compartida, y traducido en un organismo gubernamental con autoridad mundial sobre los gobiernos de los estados nacionales, y que sirviese para resolver las disputas y realizar las labores administrativas de utilidad común.

El estilo agudo, incisivo, e irónico de Savater se aprecia de manera más evidente en sus artículos periodísticos, el género que más le gusta escribir.

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